La naturaleza de la muerte como experiencia familiar, su consecuente acto narrativo estético como secuencia de la pérdida y la memoria, del hermano, del padre, abrigando como recuerdo lo olfativo, la infancia, los cambios y excesos de la adolescencia. Flotar, pude es un hermoso libro, cuyo lenguaje, simbolismos e imágenes desgarradoras nos permiten seguir leyendo, en clave feminista, a una de las escritoras más prolíficas e importantes de Ecuador.
Fragmento: “Sentada al lado de esa puerta, esperé que llegara el ataúd. Cuando entró cargado por caras conocidas, sentí que el témpano me volvía yo, que las manos heladas de mi mamá eran las mías y percibí cómo, lento, iba mi cuerpo haciéndose un trozo tieso. Entró la caja, la colocaron en el comedor, pusieron sillas alrededor y ramos de flores blancas, yo me acerqué despacio, me senté lejos, la miré y recuerdo haber pensado, caja por favor cuídalo del frío. Amé esa caja y amé todas las cajas por venir, rememorando, en cada una, algo de esa forma suya. Entendí en ese instante que esa madera café y brillante ahora sería la morada de mi hermano y quise adornarla, así que fui a su cuarto, todavía intacto y agarré una cobija, y agarré una foto nuestra y agarré algunos de sus discos. Y al bajar las gradas, con las manos repletas, me di cuenta de que yo no podría abrir ese ataúd, porque si lo abría, yo me quedaría ahí o tendría que entrar en él o simplemente sentí una suerte de incoherencia manifestándose en el temblor de mis manos: ni las cosas ni yo entrábamos en esa caja pequeña y mis pensamientos se estaban desorganizando de manera grave. Decidí mejor contemplarla, pero sentí una angustia insoportable porque esa distancia se volvió una solicitación imposible y también inapelable, a quién carajos le culpaba yo por semejante acontecimiento absurdo, si Dios se había esa noche plegado, huidizo, como las manos de mi papá.”
GABRIELA PONCE
(Ecuador, 1977)
Gabriela Ponce (Quito, Ecuador, 1977. Narradora, dramaturga y directora de teatro. Docente investigadora de artes escénicas en la Universidad San Francisco de Quito. En 2015 publicó su primer libro de cuentos Antropofaguitas, premiado por el Ministerio de Cultura del Ecuador. Publicó en 2019 la novela Sanguínea (Severo Editorial) que, en 2020, se editó en España bajo el sello de Editorial Candaya y que ganó el premio Joaquín Gallegos Lara 2021 otorgado por el Municipio de Quito.
En 2020 publicó también Solo hay un jardín: en el fondo de todo hay un jardín, (La Caída editorial) que reúne algunas de sus obras de teatro. Es parte del colectivo Mitómana/artes escénicas y cofundadora de Casa Mitómana, invernadero cultural. Forma parte del consejo editorial de la revista digital Sycorax. hija de la lavandera, Editorial Garceta, Santiago.