José Santos Tornero con el fin de modernizar su empresa y ponerse al día con la maquinaria usada en el extranjero, viajó a Estados Unidos y Europa, donde conoció la redacción de diarios como el Times de Londres, el New York Herald y varios periódicos franceses. Francisco Antonio Encina escribió en su Historia de Chile que “el progreso de la industria gráfica y desarrollo que tuvieron en Chile las editoriales fue obra de dos españoles: José Santos Tornero y Manuel Rivadeneyra”. Su experiencia como editor y sus impresiones del Chile de la época quedaron registradas en este breve pero agudo libro de memorias, Reminiscencias de un viejo editor. En 1864, cedió su lugar en El Mercurio a sus hijos, Recaredo Santos y Orestes León. Destacó, además, como gestor de Chile Ilustrado (1872), el primer compendio histórico, político, industrial, social y estadístico del país, impreso con abundante apoyo gráfico. Ante la guerra que enfrentó a Chile y España (1864-1866), se impuso un temporal autoexilio junto a su mujer e hijos menores. En 1869 regresó a Chile, donde murió en 1894. Recaredo Santos Tornero se hizo cargo de El Mercurio de Valparaíso, como dueño, editor y director, y de la imprenta hasta 1870. Su administración impulsó al diario de modo importante: se construyó un nuevo edificio, en ejercicio hasta ahora, y se modernizaron los materiales utilizados en la imprenta. Además, entregó la redacción del periódico a Blanco Cuartín, un importante intelectual de la época.
JOSÉ SANTOS TORNERO
(1808-1894).
Fue un inmigrante español llegado a Chile en 1834, José Santos Tornero es una figura señera de la edición de diarios, revistas y libros en Chile. Fundó y administró La Española, primera librería pública existente en Chile; ubicada en calle Arturo Prat y más tarde tuvo una sucursal en calle Huérfanos, Santiago.
No obstante, su labor principal la desarrolló luego de adquirir El Mercurio de Valparaíso y la imprenta asociada a este diario, en 1842. Este oficio fue continuado por sus hijos y nietos; una labor que dejó una huella profunda en el ambiente cultural de la época.
La imprenta a su cargo editó algunos de los títulos más destacados de fines del siglo XIX, todos ellos con una impecable calidad técnica. Esto incluyó desde textos escolares y manuales (muchos elaborados, traducidos o editados por el propio Santos Tornero o sus hijos), hasta clásicos de la literatura y folletines. También en sus prensas se elaboraron numerosos documentos oficiales y mapas, además de revistas, almanaques y periódicos.
(Fuente: Memoria Chilena, Portal de la cultura de Chile, Biblioteca Nacional)